Carola (1976 – 2007)

Mi recuerdo comienza en un cacho de banana. No se si son mis recuerdos o son las ficciones elaboradas por los mayores (papa, mama, abuela, Mónica, Keki o Cristina) propietarios de la memoria. Aquello fue un arrebato por hacerme parte de tus proyectos. Quizás esa fuga al depósito de la pequeña casa que teníamos en la granja de mis papas significo una ruptura, una brecha común que compartiríamos por el resto de nuestras vidas. Desde ese momento inicial, el primero que recuerdo, mi relación con Carola se convirtió en un acto compartido. Lo que pudo ser un simple hecho de glotonería (comerse un cacho de bananas entre dos nenes de 4 y 3 años respectivamente) acabo transformándose en una forma de vida.

Tuvimos ciertamente otros momentos. Esos duros y conflictivos. Recuerdo con precisión el episodio de los piedrazos. Fue una mañana en que no puedo confesar porque (en parte porque me traiciona el inconsciente, en parte porque tal vez no quiera rastrear mis antecedentes de violencia) decidí arrojarle una piedra en la frente. Por supuesto que Carola era buena pero necesitaba una revancha. Mi abuela, mi mama y mi mis hermanos mayores trataron de convencer a Carola que el mandamiento bíblico rezaba que a cada cachetazo había que ponerle la otra mejilla. En este caso no se aplicaba la analogía, pues ella recibió un piedrazo en la frente, y no tenia otra frente para ofrecer. Igual, ella acepto convincente la argumentación expuesta. A la tardecita, luego de los interminables partidos de fútbol en la canchita poblada por excrementos de vaca, volví a la casa. Lo recuerdo nítido: bermudas largas, remera de colores pardos con cuello redondo, medias de fútbol negras por abajo de la rodilla y el primer sacachispas con los cordones también negros. Al llegar al corredor jere de la casa, detrás de los arbustos, estaba ella. Lanzo la piedra como un acto de justicia, legitima retribución que le dicen. La camisa parda acabo roja, de la misma manera que sus ropas lo habían hecho por la mañana. Tras la legítima compensación, parecimos quedar en paz. Éramos niños y no teníamos la memoria que supuestamente construye las acciones en el presente a partir de la comprensión del pasado. Vivíamos un eterno presente.

Esa repetida sensación de instantaneidad, una vida hecha de eternos momentos, sin relación con eventos posteriores, llena de instantes alegres o tristes, sin más huellas que la necesidad de reencuentro marcaron mi relación con Carola. Con ella supimos construir un eterno momento. Y después otro. Sin necesidad de lógica o de elaboraciones intelectuales. Ella siempre fue una mirada confiada, un recostarse ligero, una caída al vacío con la seguridad de las buenas intenciones y de los arranques libres.

Nosotros supimos irnos de furgón de cola de hermanos mayores seguros y protectores (a veces también indecisos). También supimos irnos al colegio juntos todas las mañanas. Puedo entender su paciencia. Como yo siempre me levantaba mas tarde, ella esperaba sentada con todo el uniforme puesto y con Mama dando vueltas por toda la casa tratando de que finalmente vayamos al auto. Ella también tenía sus despertares erráticos. No olvidamos la amenaza de mama de que ella iba a irse al colegio sola. En realidad, nunca tuvo apuro para ir al colegio. En todo caso tenia urgencia por subirse al auto para dormir durante el largo viaje que nos esperaba hasta el colegio. Nos pasábamos la semana viajando al colegio, las tardes de merienda y de dibujos animados. Canales 9 y 13. A veces canal 11 desde Formosa. El mundo era un lugar infinitamente más chico, o más grande, según como se lo vea.

No puedo dejar pasar sus interminables ceremonias de desayuno o merienda, no porque comiese mucho, aunque todos nosotros sufrimos de gula, sino porque le gustaba hacer de la comida un ritual. Las galletas en casa venían de la panadería Estrago de Fernando de la Mora. Ella cortaba horizontalmente las galletas y sacaba la mayor cantidad de rodajas posibles. Después procedía a alinearlas en una larga fila destinada al barruntamiento de manteca. Como con todos los panes, no le gustaban ni la tapa ni la cola. Eran los lados mas fibrosos, mas crocantes. A Carola le gustaba el lado más frágil, más amable de las galletas. Acaso como en la vida. Recuerdo que el ritual le demoraba una hora. Comenzaba comiendo los costados y a veces, cuando llegaba a los cortes del medio, cristina llegaba con fuerza y le robaba los cortes favoritos. Esto obviamente generaba un enojo que siempre se iba instantáneamente. Sin necesidad de explicaciones exageradas, exposiciones fingidas o arrepentimientos religiosos. A ella le bastaba el gesto honesto, la necesidad de estar bien con ella, con uno mismo, con la vida inclusive.

No puedo olvidar el primer acto de escape protagonizado por Carola. Aun gateando, ella quiso huir hacia la libertad. Abandono la seguridad del entorno familiar en pleno en la panadería y huyo calles arribas cruzando una arteria empedrada con la seguridad de su voluntad por encima de la dificultad de sus torpes movimientos de párvulo. La primera de sus múltiples intentos de escape. No mucho después amenazaba con irse de la casa cada vez que alguno de mis papas castigaba a alguno de nosotros. Repetidas veces intento fugarse de la casa con cristina. Llegaban hasta la laguna que teníamos en la granja. Se iban por varias horas, casi siempre, después del almuerzo. Cuando llegaba la tarde, y comenzaba a retorcerse el estomago con los mandatos de la merienda, la vuelta se hacia inevitable.

No vayan a creer que esto implicaba ningún tipo de sometimiento a la autoridad por parte de ella. Su solidaridad la hizo grande aun desde sus primeros años. Sus intentos de fuga tenían que ver con castigos a sus hermanos. Luego de una reprimenda a los favoritos de los castigos (Mónica y keki) ella hizo una de sus primeras reflexiones dignas de su vocación de justicia posterior: “papa pea (pega), mama pea (pega), abuela pea (pega); asi van a matar a todas las creaturas entonces”. Ese carácter cargado de principios, esa vocación por la justa retribución de las cosas y la apropiada distribución de meritos en todos los niveles la distinguió durante toda su vida. Así, su natural rebeldía y la energía de su irreverencia la llevo a cuestionar todo tipo de autoridades: monjas, sacerdotes, profesores, directores, padre, madre, abuela, tíos o tías, hermanos y hermanas. Respondiendo con firmeza frente a lo que consideraba una injusticia para los más desprotegidos, o cargando incluso con la responsabilidad de ser ella la representante de los más castigados. Esta irreverencia la llevo a cuestionar el mundo, el papel de la mujer, los excesos del machismo, los limites que se le imponían a los sueños, la irrealidad de las metas o el vacío de los ideales del éxito. El quebrantamiento de los patrones de convivencia social en un país chico como el nuestro no es fácil y requiere compromiso. Ella lo absorbió sin temores, lo ejerció sin dudas, y lo vivió intensamente a pesar de los dolores.

Tal vez esta vocación por la justicia o su conflictiva relación con el mundo tenga que ver con el tamaño de su espíritu. Cuando era niña ella jugaba mucho sola. Era la ultima hermana consciente (yo era apenas un bebe que se chupaba el dedo y se orinaba en la cama) y paseaba a sus anchas por la granja cuando sus hermanos mayores iban al colegio. En la soledad de sus caminatas ella genero su propio mundo. Pero esto no es una metáfora. Ella lo hizo literalmente. En su mundo, ella se cambiaba de nombre (un día se llamaba Verónica, al día siguiente volvía a cambiarlo y asi su vida cambiaba con sus nombres) y defendía sus nombres como sus nuevas identidades. A menudo Keki llegaba y la saludaba por su nombre (Carola) y ella reaccionaba enojada reclamando que se llamaba de otra manera. En ese mundo vivían otras personas según otras reglas muy diferentes del mundo real. En ese mundo ella impuso unas líneas de acción y pensamiento que tenían que ver con una visión más acorde a sus ideales de libertad, justicia y solidaridad. En ese mundo ella invento un espacio diferente al común de los mortales. Y si bien todos seguramente en ciertos momentos de nuestras vidas construimos mundos paralelos, a veces porque necesitamos sentirnos mejor, otras veces porque no aguantamos las cosas como son, y en general, porque el espacio propio es una necesidad espiritual, casi inevitablemente, por cansancio, por urgencias o inclusive por carencias, lo abandonamos. Ella nunca se permitió esa debilidad. Se decidió a mantener ese mundo paralelo y a defenderlo frente al mundo real en que vivimos todos los días. Quiso traer algo de ese mundo a este mundo. Y lo hizo al límite de sus convicciones y sus ideales. Cuando lo hizo, ella genero un camino. A toda la gente que la conoció y que la quiso bien, y por supuesto, también a los que no estuvieron de acuerdo o que eventualmente no llegaron a quererla, mostró este camino. Diferente, seductor, doloroso, difícil, pero inevitablemente alegre. Su vida es una puerta abierta a estos mundos paralelos, al empuje de los sueños, a la defensa de lo mas personal frente a un mundo de convenciones muchas veces huecas. Como todas las puertas abiertas, la decisión de atravesarlas, esta en cada uno de nosotros.

El resultado resignado de esta personalidad de ella fue definitivamente una extraordinaria vocación por la amistad. O mejor, el principio correlativo de esta forma de vida que ella supo elegir es naturalmente la lealtad. Un sentimiento que le permitió ganarse innumerables amigos. En su caso no cabe el trillado prejuicio de que muchos amigos nunca son confiables. Ella supo ganarse múltiples grandes amigos que supieron acompañarla durante todos estos anos. Y esto tiene una explicación aun más compleja que sus principios de justicia, solidaridad, lealtad o libertad. Ella además sonreía la mayor parte del tiempo. Una sonrisa honesta, una sonrisa de boca llena, libre de culpas y egoísmos. No puedo dejar de pensar en su sonrisa. Una sonrisa que llevo en el rostro hasta el último momento. Otra invitación a la alegría frente a los pesares inmensos que depara el mundo. Yo espero que todos hagamos de la sonrisa amplia un festejo de alegría a partir de un recuerdo presente. Nosotros como familia decidimos recordarla así. Es una decisión sabia aunque también dolorosa. A veces pienso que después de esto mi sonrisa nunca será la misma. Igual, yo prefiero hacer como ella: yo elijo sonreír.

Todas estas características crearon lo que muchos amigos y hermanos coincidieron en llamar “el ángel” de Carola. Su ángel creaba en cualquier circunstancia, aun en las más penosas, una situación más reconfortante. Su ángel era un transformador de ondas: convertía las ondas negativas en brisas de optimismo. Su ángel actuaba con su sola presencia, no exigía reconocimientos, no aspiraba a robar protagonismo (debilidad de los pequeños espíritus), apenas la conversión de las actitudes. La vida se resuelve en las actitudes. Una actitud en una determinada situación cambia totalmente el resultado final de las acciones. El ángel de Carola me ayudo muchas veces a mí, y nos ayudo como familia a superar situaciones adversas. Hoy nos toca estar frente al mundo con la ausencia terrenal de nuestro ángel de carne y hueso. Por fortuna, ella llega desde diversos lugares. La insustancialidad de su nueva experiencia le permite moverse finalmente libre. Aun mi falta de mística me permitió sentir algo el viernes de noche frente a mi nueva casa, lejos, en la distancia. Es que su ángel es un imán definitivamente poderoso. Y yo prefiero celebrarlo por todos los que la queremos. Somos los beneficiarios de su ángel. Y ella no nos pedirá nada a cambio. Apenas que respetemos sus principios: libertad, justicia, solidaridad, amistad y lealtad. Y que lo hagamos con una sonrisa en la boca. Y por supuesto, que defendamos ese mundo ideal que aclara nuestras dudas frente al mundo real. No es poca cosa. Tampoco es imposible. De última, vale el esfuerzo por dignificar su memoria.

Todo esto implica un esfuerzo que significa por encima de todo otra virtud que aprendí de ella: la paciencia. Un ir mas allá de los limites de uno mismo todos los días del año. Esto ella lo ejercito con mama en los interminables bordados que hacia o con Mónica y Cristina con los inacabables rompecabezas que armaban. El acto de acompañamiento exige todas estas virtudes. Ella supo ser compañera paciente de sus seres queridos. Paciencia que tenia para preparar los sándwiches que me llevaron a llamarla la “condesa de sándwich” que Keki y yo comíamos agradecidos y que ella también celebraba comiendo; o para prepararle las picadas o los tragos a mi papa con la alegría incondicional de quien tiene inocencia suficiente o satisfacción a flor de piel; o inclusive para asistir a mi abuela en las tareas mas extravagantes. Nosotros sus seres queridos agradecidos.

Hace poco Carola me escribió una carta que ella dijo no era de “despedida”. En ella tuvo la nobleza de agradecerme por dejarla ser parte de mi vida. Celebro haber participado de mi mundo y tuvo el colosal gesto de festejar haber sido una hermana para mí como uno de sus grandes logros en la vida. Nosotros compartimos un espacio común desde que llegue a este mundo. Esta vocación fraternal que siempre sentí con ella me ayudo a ser inmensamente mejor persona a lo largo de mi vida. Yo respondí ese mail pero no recuerdo haber mencionado que el grato soy yo en este intercambio (aunque la expresión no se aplica a la interactuación con Carola). Grato por compartir un mundo de lecturas, por mantener un dialogo de escrituras repetitivas y a veces cargadas de un ego traicionero que siempre encontró en ella las palabras justas, el apoyo incondicional y la enorme convicción en mi talento, algo de lo cual yo penosamente sobrevivo a diario. Yo le voy a robar la frase y voy a decir que esto tampoco es un escrito de “despedida”. Es siquiera una apelación al recuerdo, insignificante frente a la poderosa personalidad de su espíritu. Supongo que este escrito generara algunas lágrimas. De hecho a mi me hizo llorar muchísimo al escribirlo. También pude sonreír al hacerlo. Inclusive siento que cada vez que escriba de ahora en adelante, la sonrisa completa de Carola me acompañara en un oficio que encontré de su mano y que hizo de mi vida un acto más gratificante. Pido disculpas a Carola y a mi familia por las hipotéticas lagrimas. Hacer esto era una necesidad para mí. Es apenas un segundo. Después esta Carola y su sonrisa eterna.

Con inmenso amor y con admiración extraordinaria.

Carlitos (“bobito”, como a ella le gustaba llamarme, no crean que era injusto, yo también la llamaba “bobola”)

PD: en esta última etapa aprendí con Keki y con Carola fundamentalmente, también con Cristina, a jugar al poker. Todos ellos compartían una convicción referente al all-in. A los que compartieron con ella este juego, que se que la quisieron y la quieren extraordinariamente, les invito a hacerle justicia viviendo una experiencia real de all-in, en las mesas de poker, y fuera de las mesas de poker, como a ella le gustaba hacerlo.

SONETO XCIV

Si muero sobrevíveme con tanta fuerza pura
que despiertes la furia del pálido y del frío,
de sur a sur levanta tus ojos indelebles,
de sol a sol que suene tu boca de guitarra.

No quiero que vacilen tu risa ni tus pasos,
no quiero que se muera mi herencia de alegría,
no llames a mi pecho, estoy ausente.
Vive en mi ausencia como en una casa.

Es una casa tan grande la ausencia
que pasarás en ella a través de los muros
y colgarás los cuadros en el aire.

Es una casa tan transparente la ausencia
que yo sin vida te veré vivir
y si sufres, mi amor, me moriré otra vez.

Pablo Neruda, 1959.

Cumple N°30

Cumple N°30
Nov-06 Ultimo cumple de Carola

CUMPLE DE PAPÁ

CUMPLE DE PAPÁ
Octubre-2005

CUMPLE 60 DE MAMA

CUMPLE 60 DE MAMA
1-ENE-06

CUMPLE DE PAPÁ

CUMPLE DE PAPÁ
Octubre-2006

CUMPLE DE KEKI

CUMPLE DE KEKI
Marzo-2007 en Acuarela

Cumple de Abuela

Cumple de Abuela
Julio/2007

jueves, 29 de noviembre de 2007

CASAMIENTO DE CARLITOS

CON JORGITO Y MARTIN EN EL CASAMIENTO DE CARLITOS

EN EL CASAMIENTO DE CARLITOS


CON MAGALI Y NATALIA EN EL CASAMIENTO DE CARLITOS EN JULIO/06

MI CUMPLE EN AGOSTO 2006


EL ULTIMO DE MIS CUMPLES QUE PASAMOS TODOS JUNTOS.
10-AGO-06

miércoles, 28 de noviembre de 2007

En el cumple de Valeria




Compartiendo con su sonrisa de siempre.

En la despedida de Albertito


Con Nico y Carlao compartiendo gratos momentos.

En la despedida de Albertito


Con las amigas de siempre, compartiendo en una de las despedidas de Albertito.

Pobrando Cervezas en San Pablo.


Pobrando la cerveza Bohemia que supuestamente es una de las mejores. Le encataba la cerveza y estaba muy triste cuando el doctor le dijo que no podia tomar mas por la diabetes.

Poker en Brasil


Jugando Poker en las vacaciones.

CUMPLE DE WALTER

Cantandole "Que lo cumplas Feliz" a Walter en Florianopolis.

Buenos Aires May/07


Comiendo Sushi en Palermo.

martes, 27 de noviembre de 2007

Viaje a San Pablo-Oct/06




Cuando nos fuimos con Elisa y Carola a ver el Fantasma de la Opera en San Pablo

Fiesta en Salemma


Con Carola y Nando en la fiesta que organizaron para Tia Felicia en Salemma en Mayo/07

Florianopolis feb/2007


Con Domingo en la super fiesta.

Viaje a Floripa-Febrero/07


Con Nando el dia que llegamos a Floripa con Carola.